Miriam Gil pertenece a esa generación de personas que han entendido la importancia de las relaciones públicas y la comunicación en los tiempos que corren. El marketing, las campañas, darse a conocer o vender un producto es fundamental en plenos siglo XXI. Sin embargo, en su caso no hablamos de una multinacional americana, una empresa inmersa en el Ibex 35 o una simple franquicia del momento. Su trabajo como Responsable de Comunicación y Relaciones Públicas lo desempeña en una fundación que nació en el año 2000, y dónde aseguran que «todos los niños merecen que sus sueños se hagan realidad». Es la Fundación Pequeño Deseo. ¿Puede haber algo más hermoso?
APA: ¿Qué labor desempeña en la fundación?
MIRIAM: En la Fundación mi labor es dar a conocer lo que hacemos en la Fundación a los medios de comunicación y organizar eventos ad hoc a la Fundación, para recaudar fondos y poder seguir cumpliendo «deseos».
A: ¿Qué han logrado en sus once años de vida?
M: En estos once años la Fundación ha podido hacer realidad los deseos de más de 1850 niños, en toda España. La Fundación tiene sede en Madrid y Delegaciones en Barcelona, Valencia y Sevilla y voluntarios que nos permiten trabajar de forma más directa con los niños de los diferentes hospitales pediátricos repartidos por nuestro país.

A:¿Qué objetivos se plantean a corto plazo?
M: Ahora mismo lo que nos planteamos es poder seguir cumpliendo deseos y terminar un Estudio que estamos llevando a cabo con la Facultad de Psicología de Universidad de Complutense de Madrid sobre el efecto de la emociones positivas en niños enfermos. Nos parecía fundamental que desde fueran expertos en psicología pudieran analizar el efecto que produce en el niño y su entorno el cumplimiento de un deseo.
A: ¿En qué consiste exactamente su trabajo?
M: Te refieres al de la Fundación? La Fundación Pequeño Deseo tiene como labor social cumplir los deseos de niños con enfermedades crónicas o de mal pronóstico con el fin de darle apoyo anímico.
A: ¿Qué ocurrió para que en 2005 dijese: Miriam, tienes que darle un giro a tu vida profesional?
M: Lo cierto es que ser madre cambia la vida de cualquier mujer, pero si además tienes un trabajo en el que no entienden que ser madre no significa no ser profesional, pues te planteas muchas cosas. La verdad que trabajar en una ONG no fue mi primer planteamiento, buscaba un trabajo compatible con mis hijos. Mi hermana trabajaba en una agencia de publicidad y me comentó que en la ONG con la que ellos colaboraban, estaban buscando un responsable de comunicación, y allí fui. En la entrevista me pareció un trabajo tan bonito que pensé si no trabajo con ellos colaboraré seguro. Pero tuve la gran suerte, porque para mí es una suerte trabajar en la Fundación. Es el único trabajo en el qué recibes muchísimo más de lo que das, me considero una afortunada.

A: En su día a día, ¿tiene trato directo con los más pequeños?
M: Mi día a día es más de oficina, pero evidentemente trato con los niños cuando organizamos alguna actividad en el Hospital. El trato directo con los niños lo tienen las personas responsables de proyectos, que son psicólogas, y saben cómo enfrentarse a momentos difíciles de una manera profesional a la vez que cercana y con un máximo de respeto.
Sí que hay veces que acompaño al Hospital, porque sino vives lo que haces, como vas a trasmitirlo? Es imposible.
A: Debe resultar difícil trabajar en un proyecto tan bonito a la vez que desgarrador…
M: Evidentemente hay mejores y peores momentos, pero me quedo con la sonrisa del niño cuando ve cumplido su deseo y con la cara de satisfacción de los padres. Es maravilloso poder tener un trabajo así. La mejor recompensa es la cara de alegría de los niños, es nuestra gasolina para seguir adelante!!!
A: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento en estos 6 años en la Fundación Pequeño Deseo?
M: El mejor momento fue cuando forme parte de este gran equipo de personas que forman la Fundación, porque la Fundación la forman las personas que trabajan en ella, y la verdad son grandes personas y el peor… sin duda es cuando algún niño nos deja para siempre.

A: Aseguran haber llevado a cabo más de 1800 deseos… ¡Son muchos!
M: Son 1800 historias de superación en la que cada una de ellas tiene un protagonista diferente y especial. 1800 deseos que hemos podido hacer realidad gracias a muchas personas que se unen a nuestra causa y nos ayudan a hacer realidad los deseos. En el fondo son 1800 momentos de unir voluntades, porque en el fondo unimos voluntades.
A: ¿De qué tipo de deseos hablamos?
M: Los deseos son tan variados como la propia imaginación de los niños. Ser bombero por un día, viajar al País de Nunca Jamás, tener una mascota, volar en helicóptero, ver el mar o conocer a su ídolo deportivo.
La Fundación trabaja por alejar al niño y a su familia de la rutina diaria que están forzados a vivir a causa de la enfermedad. Supone una inyección de combustible para seguir luchando.
A: ¿Cuál es el deseo más estrambótico, llamativo o curioso que usted recuerde?
M: Recuerdo un niño, que cuando lo conocimos en el Hospital, llevaba siempre en la mano un camión de juguete de coca-cola, después de varias visitas y de conocer su deseo, su deseo era ¡¡¡ montar en un camión de verdad como su camión!!! , en un camión de coca-cola. El deseo fue muy chulo, fuimos a coca-cola y se convirtió en el ayudante de un repartidor de Coca-Cola, se montó en un camión igual que el que llevaba siempre con él.
A: ¿Y aquel que recuerde con cariño, que fuera emotivo o pensara: «¡Todo esto no puede ser más gratificante!»
M: Todos los deseos son bonitos, pero igual me acuerdo de alguno de una manera especial. Recuerdo el deseo de Esther, quería ser Pretty Woman por un día. Fue maravilloso preparar el deseo para que todo fuera tal y como ella lo había soñado, lo más bonito, y creo que por eso no me olvido, era ver la cara del papá de Esther, que nunca había salido de compras con ella, y no te puedes imaginar cómo disfrutó de ver a su hija tan feliz.
A: Su trabajo, en parte, es lograr que esos deseos se lleven a cabo, ¿no? Búsqueda de financiación, voluntariado, publicidad en prensa…
M: Si es parte de mi trabajo. Por un lado buscar la manera de involucrar a la sociedad mediante eventos destinados a la recaudación de fondos. Para nosotros es muy importante que las personas que se sienten identificados con nuestra causa, y nos ayudan, mantener un contacto directo con ellos y contarles lo que hacemos con las ayudas económicas que recibimos. Lo importante es que se sientan parte de la Fundación.
En cuanto a medios de comunicación, cuidamos mucho el mensaje, es muy importante trasmitir lo que hacemos para darnos a conocer, pero mucho más tratar con el máximo respeto a los protagonistas de nuestra labor.
A: ¿Qué le diría a aquellos que quisieran colaborar con ustedes?
M: Que entren en nuestra web: www.fpdeseo.org que vean lo que hace la Fundación y el porqué y que contacten con nosotros. Insisto en el fondo desde la Fundación lo que hacemos es unir voluntades para poder hacer nuestro trabajo
A: Como madre, ¿en qué nota que haya cambiado su vida después de llevar 6 años trabajando con la fundación?
M: Lo que realmente ha cambiado es lo importante que es valorar la salud, lo importante que es la actitud positiva en el día a día, vivir todos los días con ilusión y con ganas de superación. Cuando llego a casa con los niños del cole, me doy cuenta de lo afortunada que soy y doy gracias a Dios por ello.
A: Imagino que en casa Pablo y Candela la tienen idolatrada…
M: No… que va, idolatrada no, lo que sí que es cierto es que creo que mis hijos se dan cuenta de que hay otras realidades. Pablo es más mayor y entiende perfectamente lo que hace la Fundación, además, es el socio más joven que tenemos, ahorra su cuota de 10 euros, y se siente parte de los deseos que cumple la Fundación. Candela aun es pequeña, pero muchas veces la cuento cómo ha sido algún deseo y dice que las varitas de la Fundación son mágicas, ¿verdad mami?.
A: Por cierto, a nivel personal, ¿qué deseos le gustaría que se vieran cumplidos?
MIRIAM: Ver crecer a mis hijos sanos.
Ha sido un placer.
Entrevista realizada por Álvaro Montero
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